domingo, 6 de junio de 2010


JUAN CALFUCURÁ (PIEDRA AZUL)
Fallecimiento de Juan Calfulcurá - 4 de Junio de 1873

El 4 de junio de 1873, sin heroísmo ni en ningún entrevero, sino de viejo y de pena y rodeado de la chusma (mujeres), murió Juan Calfulcurá (Piedra Azul), soberano absoluto de la nación mapuche y de las pampas por cuarenta años. Su tumba resultó profanada seis años después por soldados de la Campaña del Desierto comandada por Julio A. Roca y sus huesos terminaron en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, hasta que en el 2004 se reclamaron sus restos.

La historia de poderío de este araucano llegado de Chile puede comenzar a contarse a partir de 1929, cuando Juan Manuel de Rosas asumió el gobierno de la provincia de Buenos Aires y negoció con los indios pacíficos y enfrentó a los rebeldes insumisos, entonces liderados por el cacique pampa Toriano. Secundado por Calfucurá y su hijo Namuncurá (el padre de Ceferino, "el santito de las pampas"). Finalmente Toriano fue vencido por tropas de Rosas y sus aliados, los borogas. Tras el fusilamiento de Toriano en Tandil, los borogas comenzaron a perseguir a los vencidos y cometieron varias masacres, hasta que tres años después Calfucurá los emboscó, mató a unos mil guerreros y se llevó cautivas a todas sus mujeres. Así se hizo dueño del amplio territorio de Neuquén, Río Negro, La Pampa , casi todo el interior de Buenos Aires, San Luis y gran parte de Mendoza.(Ver Rosas y la vacuna antivariólica

La venganza de Calfucurá provocó la Campaña del Desierto de Rosas, que derrotó uno a uno los caciques que encontraba. Ese fue el momento en que Piedra Azul tomó el mando de todas las tribus conformando la Confederación Araucana , tras matar al cacique chileno Railef. El cuartel central del nuevo caudillo pampa y de "nuestros paisanos los indios" (en palabras del libertador San Martín) fueron las tolderías de Salinas Grandes, donde, en forma inteligente, formó espías y perfeccionó su lenguaje castellano para poder negociar de palabra y por escrito con Rosas.

Después de Caseros, al descubrir que los otros gobernantes huincas (cristianos, blancos) no tenían la mano dura de Rosas pero persistían en usurpar las tierras pampas, Calfucurá lanzó una nueva campaña de grandes malones, saqueando estancias y pueblos enteros.

Mientras tanto, recibía los diarios de Buenos Aires y Paraná y se enteraba que, aprovechando la desunión nacional, podía negociar con Justo José de Urquiza. Con él selló la paz y desconoció todo poder bonaerense. Sus conas (guerreros) llegaron con sus chuzas (lanzas) hasta pocos kilómetros de Buenos Aires y hasta vencieron en la batalla de Sierra Chica (Olavarría) a Bartolomé Mitre. Luego hicieron lo propio con el general Hornos, quien enfrentó al poderoso ejército de Calfucurá de 6.000 aguerridos guerreros en Tapalqué y también resultó vencido, por lo que los porteños, con la indiada a sus puertas, comenzaron a padecer el terror de ser invadidos en la propia Gran Aldea.

Cuando su poderío parecía no tener límites, cansado de matar huincas y ganar batallas, Calfucurá intentó una decisiva hazaña y le declaró formalmente la guerra al presidente Sarmiento. Fue su gran error: resultó impensadamente vencido en la batalla de San Carlos, en el actual Partido de Bolívar (Buenos Aires), y nunca más volvió a guerrear. Recluido en Salinas Grandes, Calfucurá pasó en adelante sus días inmerso en la tristeza, hasta que el 4 de junio de 1873 dejó el legado de "no abandonar Carhué al huinca", porque ese era el paso obligado hacia el centro de la Confederación , y murió.

Calfucurá fue sepultado con los honores de un gran cacique y en su tumba fueron enterrados sus ponchos, sus armas, su platería, sus mejores caballos, sus mejores mujeres y varias cautivas huincas, y unas veinte botellas de anís y ginebra, que fueron bebidas por sus saqueadores años después. El teniente Levalle fue entonces el encargado de recolectar los huesos y las pertenencias de quien había sido el temerario dueño y Señor de las pampas, los que finalmente recalaron a fines del 1800 en el museo platense.

El éxito de la Campaña del desierto terminó dándole la razón a Calfucurá como gran estratega de la guerra contra el huinca: tras su muerte, Roca ordenó a su ejército ingresar por Carhué, arrasar Salinas Grandes y terminar con Choele Choel, el lugar secreto por el que la Confederación traficaba ganado a Chile.

Fuente: Calfulcurá, Señor de las pampas - Investigación histórica de Gustavo Scalcini (Agenda de Reflexión, Número 187, Año II).

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LA GUERRA AL MALON - (ROCA)

Roca auspició la entrega de tierras a sus oficiales y soldados. La mayoría de las tierras terminaron en manos de los especuladores y proveedores del ejército.

El comandante Prado, en su libro “La Guerra al Malón”, dice con amargura: “Cuando nos manden a la basura por inútiles, iremos todos ladrando de pobres, sin pan para los cachorros, mientras ellos –los proveedores aventureros – serán ricos y panzones, cebados con sangre de milicos, dueños sin que les cueste un medio, de todas estas tierras que dejamos jalonadas con huesos de nuestras osamentas” y haciendo referencia a los gauchos y milicadas que hicieron posible la conquista, dice: “Habían conquistado veinte mil leguas de territorio, y más tarde, cuando esa inmensa riqueza hubo pasado a manos el especulador que la adquirió, sin mayor esfuerzo ni trabajo, muchos de ellos no hallaron –si quiera en la estercolera del Hospital– rincón mezquino en que exhalar el último aliento de una vida de heroísmo, de abnegación y de verdadero patriotismo”, y dice luego: “Al verse después, en muchos casos, despilfarrada la tierra pública, marchanteada en concesiones fabulosas de treinta y más leguas, al ver la garra de favoritos audaces clavadas hasta las entrañas del país, y al ver cómo la codicia les dilataba las fauces, y le provocaba babeos innobles de lujurioso apetito, daban ganas de maldecir la gloriosa conquista. Pero así es el mundo, los tontos amasan la torta y los vivos se la comen.”

- La Guerra al malón.
- Sierra Chica - El desierto inconquistable (Mitre)
- Sierra Chica - Triunfo Grande (Versión Pueblo MapuChe)
- Rosas y vacuna antivariólica
- Juan José Catriel
- Rufino Solano
- Cacique Pincén
- Cacique Baigorrita
- Cacique Manuel Namuncurá
- La sanja de Alsina

Ver más biografías en el indice.

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